25 de enero de 2010

Legitimación del producto: ¿quién carga con el canon?

Publicaba el 22 de diciembre de 2009 este enlace en mi facebook personal y acotaba:

"Verón habla de Industria de la información, pero esto es Adorno, esto es Horkheimer, esto es Industria Cultural, y es el aspecto negativo de tanta generalización ante un sólo postulado, que no niega ni calla nada, pero que trasciende. No ha de entenderse por Información, puesto que lo que se pone en juego no es el contenido, sino el producto en sí: producto, cuestión básica de la cultura pos-moderna, pero producto que también es para todo, siendo que esto, esto, esto es más que la comercialización de un auto, trasciende toda cadena de montaje: esto es lo que, en oposición, implica a la alta cultura. La deslegitimación se vincula más con el uso y abuso de los medios, y de la gente, y de los mánagers, claro, pero la señora pelada siente, lo siente... "But he is a fool..."
Industria cultural que no nos deja desvincular arte de desastre, que convierte todo en mercancía, aún critícándola... Canción soñada de la posmodernidad; no, de la eternidad: lo pos-moderno es una excusa para vender mejor. Esto no se vende, esto es impagable...

Fe de erratas: Se dijo "de contenido"...Más apropiado sería y es "De discurso plausible como interpretación del mundo". El arte es interpretación, como todo lo es, pero la información propiamente dicha está ahí, y dada, para la rapidez de aprehensión de la gente de dicha realidad, cualquiera que sea: el arte, el alto arte, esto es, no da lugar a celeridad de interpretación: uno necesita interpretarse a sí mismo, interpretar la obra, sentirla, vivirla para lograr sentir tanta cosa suelta por ahí y que no se puede captar por naturaleza, así como está dado. Interpretación es todo, de interpretaciones somos; arte, la más compleja. Atañe a la totalidad del individuo con el mundo."


http://www.youtube.com/watch?v=PEirGLm3t8o

Comentario de fanáticos, ha de confesarse, pero ¿hasta dónde todo y nada lo es?
Antes de atender a lo fanáticamente postulado, ha de entenderse que arte o no arte lo configura el ser, en sí y si le importa: Duchamp es Duchamp porque alguien lo colgó en un museo conocido; copia de copias, lo nuevo está en la revelación; copia y más de lo mismo es Danielle Steel, y ¡por dios que no los comparo!, pero resulta la única lectura de mucha gente, pobre para muchos, pero ahí está, y para ellos es más que legítimo: alguien también las publicó, se venden por millones, les gusta. ¿Qué más ha de pedirse? Libre albedrío, pero sin definición concreta y entendiendo que "la literatura es de por sí tan difícil de conceptualizar", ¿quién hace el canon? ¿Quién legitima? Y, al fin, en cosa seria: ¿por qué este y no aquel? Valor, el individual otra vez, pero si todo lo es, ¿entonces esto? Ese alguien de Duchamp se ampara en su posición obtenida probablemente por ese mérito que deviene de los libros, aquel alguien que sólo lee a D.S., ese legitima porque le gusta, y, vamos: ¡es igual de -válgase la redundancia- legítimo! Aunque, claro, para él... No está en los libros, sí en su haber y por ello es respetable, como todo lo que concierne a uno. La discusión sobre todo esto es plausible, pero el ser es ser en sí, y aprehende su propio mundo. De allí a todo.

Ahora bien. Aún cuando quede ya todo expreso, pero no menos ligado al gusto personal, en el comentario del enlace, valga la siguiente pregunta: si todo lo que consumimos pertenece a la industria cultural, ¿es, por oposición a la etapa anterior, no-arte? Necesario también decir: si todo es producto, no hay espacio para el arte puro y limpio de toda cuestión mercantil? Es cierto que todo, todo, todo lo que (sí, ahora es) "consumimos" fue pensado como factible para que determinados grupo sociales lo consumiesen, incluso toda la movida under y no-alineada puede bien entenderse así, puesto que aún desligándose del sistema industrial, su oposición al mismo funciona como opción para ciertos grupos que se desentienden del sistema, y así la cadena. Es, sí, una mirada triste a tanta cosa bella, que por todo lo escrito antes, para alguien lo es, pero el problema es de nuevo la legitimación del producto, que bien, sí, se repite, todo lo es, todos lo venden, pero ¿qué hay del que lo consume? ¿Es tan pasivo que sólo compra maquinalmente?
Existen las sensaciones; es poco más de todo eso que se dice, es lo que queda como recuerdo de aquella canción que nos persigue, del libro que todos compraron pero que a nosotros nos dijo; de eso se trata... De qué nos significa... A cada uno de nosotros. Sé que es hasta cursi la idea, pero ante el producto ha de verse, luego de comprado, al consumidor, y tratar de interpretar su relación con el mismo. Aún cuando lo "adquiera" porque todos lo hacen, si le significa, ¿qué tanto de cultura hemos perdido?
Válgame nuevamente el fanatismo: me siento el ser más libre cuando escucho a Pink Floyd... Hay algo entre esas notas y yo que no se las puedo contar a nadie... Que arden.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario