24 de marzo de 2010

"Señores jueces: Nunca Más."



“(Al fondo empezaba un campo sembrado de girasol.)
El cielo se empezó a oscurecer de golpe y mientras yo tiraba de la cuerda y la bandera subía, llegaron las primeras bandadas de langostas. Al llegar la bandera al tope, el cielo estaba negro. El general me tomó de un brazo y me empujó a una carpa que debía ser un cuartel de operaciones.
Prendí el encendedor y aparté la arpillera para salir. Ellos vinieron detrás y encontramos el campo pelado. Era como una sábana bien planchada tendida hasta el horizonte.
- Adiós a la cosecha-dijo el mayor y levantó el clarín que brillaba como si acabara de lustrarlo. El general me tendió una mano grande y arruinada y después me hizo la venia.
Mientras me alejaba por la orilla del arroyo escuché el toque de clarín que me despedía y me di vuelta para saludarlos. La langosta había pasado y en el mástil no quedaba nada.”

Fragmento de “Una sombra ya pronto serás”, Osvaldo Soriano. 45 y 46.

Es la necesidad de callar. Callar cuando podemos hablar, pero callar para poder escuchar y escucharnos. Ni siquiera un estudio de causas y consecuencias tendría valor; hasta Saussure sigue vigente y se puede hacer ese estudio con la ciencia madre para entender todo, pero ¿para qué? Semiosis y ser, todos gritos que son, que gritemos, pero la identidad... Quienes piensan, quienes pensamos, quienes PENSARON DIFERENTE... Todos muertos, incluso nosotros... Muertos por ellos... Sinceramente, no quiero seguir más.
La historia argentina no necesita un feriado el 24 de marzo: feriado es feria, es descanso, es hasta casi goce; la historia argentina necesita, sí, memoria, un pueblo que recuerde que 34 años atrás comenzaba un período que hasta es vano adjetivar (palabras como "oscuro", "doloroso", "trágico" pierden todo valor, quedan casi inválidas, no tienen casi el matiz de la huella que arde). Es el sentir, pero el pensar: la memoria que no olvida, de los que vivieron y de quienes tratamos de entender, por los que murieron, por los que tuvieron que callar, por los que se fueron y por los que nunca más sabrán... "Nunca más"... Si todos cargáramos esa frase de las connotaciones históricas y no del rito... Si no transformásemos en rito la sangre de la historia... Si aprendiéramos a ser humanos (ser humano, concepto que desde los albores del aprendizaje usamos sin llevar), o menos humanos, quizá.
No ataquemos al sistema... Seguimos siendo lo que quieren que somos: sus engranajes... Y actuamos en torno a tal... Nos queda, entonces, la capacidad de ser y hacer memoria, de entender y de cargar con la historia, que nos hizo y que somos; y siguen las bicicletas apoyadas en algún lugar.

«Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: ¡nunca más!»

(Fiscal Strassera en el Juicio a las Juntas.)

Memoria

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